viernes, 25 de noviembre de 2011

Negativismo Desafiante

G)Intervención

Las estrategias de intervención sobre el negativismo desafiante intentan entender y ayudar a las distintas partes afectadas: entrenamiento a padres y profesores, y las intervenciones centradas en el propio joven afectado.El crío con negativismo desafiante tiene que aprender habilidades cognitivas, especialmente la solución de problemas.
Con el fin de tranformar las conductas de desobediencia y agresividad, hay que trabajar para cambiar las consecuencias de estas conductas en el ambiente familiar y escolar, siendo generalmente los padres y profesores los encargados de esta tarea. Para esto lo primero es adoptar una actitud tranquila y serena, pues el enfado o perder los nervios no hará más que dificultar la solución y reforzar positivamente las conductas negativas.
Para conseguir mejorar estas conductas se acostumbran a utilizar las estrategias operantes: reforzamiento, extinción, tiempo fuera y economía de fichas o contratos de conducta.
-Estrategia de elogio y retiro de la atención: Con el fin de reforzar las     conductas positivas y extinguir las negativas tanto en el ámbito familiar como escolar.
-Extinción de conductas negativas: Eliminar la atención que actúa como reforzamiento positivo, provocará que el niño se dé cuenta de que comportándose de esa forma ya no obtiene la recompensa de la atención por parte de los adultos, por lo que cabe esperar de forma gradual deje de hacer esas conductas.
No prestar atención a la conducta-problema supone no mantener ningún tipo de contacto verbal o visual con él. Sermonear, intentar razonar o el contacto físico son reforzadores.
En muchos casos se debe dejar sólo al niño en la habitación y volver cuando pare de llorar o gritar. Se debe aplicar la extinción durante un tiempo suficiente, la reducción de la frecuencia de la conducta-problema será paulatina.

Puede que los primeros días se produzca un incremento de las conducta- problema en frecuencia, intensidad y duración (las pataletas pueden ser más violentas).Esto, paradójicamente, es positivo, pues indica que el crío es consciente del cambio que se está produciendo en su entorno. Si los padres se dan por vencidos en ese momento, harán empeorar las cosas.
Cuando se inicia un proceso de extinción hay que ser constantes en todas las ocasiones en que surja la conducta problema.
Una vez extinguida una conducta no deseada, puede volver a presentarse aún sin reforzarla. Si ocurre esta recuperación espontánea se debe volver a aplicar la extinción.
Resulta muy adecuado combinar la extinción de la conducta negativa con el  reforzamiento positivo de conductas alternativas deseables.
-Estrategia de reforzamiento positivo: En conductas constructivistas del niño y que queremos que aumente la probabilidad de que ocurran. El elogio del profesor, un beso de la madre, aumentarán la probabilidad de participación en el aula o colaboraciones en casa.
Los tipos de reforzadores pueden ser:
  •  Reforzadores sociales: elogios, felicitaciones, frases de ánimo, sonrisas, abrazos, caricias, besos, palmaditas en la espalda, escuchar con atención, caminar juntos,...
  • Reforzadores materiales: productos comestibles, discos, juguetes, ropa, que tengan valor gratificante para el niño.
  • Reforzadores de actividad: ver la televisión, ir al cine, salir con los amigos,...
  • Reforzadores de fichas o dinero: por ejemplo, establecer una paga para que aprenda a responsabilizarse de sus gastos.

*Es muy importante que se utilicen con más frecuencia los reforzadores sociales y emocionales que los materiales.

-Coste de respuesta: Está indicado para cuando la conducta-problema se presenta con intensidad elevada y no podemos ignorarla (el niño arremete físicamente contra un hermano o compañero).
Supone la pérdida de un reforzador positivo como consecuencia de la conducta inadaptada, con el objetivo de eliminar esta conducta.
Ejemplos cotidianos de esta respuesta es la pérdida del tiempo de recreo por mal comportamiento en la clase o no dejarle ver el programa preferido de televisión en casa ante un mal comportamiento.
Debe aplicarse de forma inmediata después de la conducta no deseada, sin "sermones", con pocas palabras, pero claras, pensando muy bien el tiempo que se va a retirar el refuerzo positivo, para no cambiar de idea después.

-Tiempo fuera: Supresión de la oportunidad de obtener reforzamiento positivo durante un tiempo. Es el aislamiento social: el niño es enviado a un medio restringido, menos reforzante, coma la habitación de los padres o un cuarto vacío, durante unos minutos. Supone hacer salir al crío de la situación social, pasando a un sitio lo más neutro posible, en donde no estando incómodo no tenga nada más con que distraerse (televisión, música, revistas, compañía de hermanos). El tiempo fuera debe tener las siguientes características:
  1. El lugar de aislamiento no debe ser atractivo para el niño y debe estar alejado para que esté solo, seguro e ingnorado.
  2. La duración del tiempo fuera debe ser relativamente breve: entre cinco y einte minutos. Una regla orientadora puede ser: “un minuto de tiempo por año que tenga el niño”.
  3. Hay que evitar cualquiera reforzamiento a la ida, a la vuelta y durante la estancia en la área de tiempo fuera.
  4. Hay que reforzar positivamente conductas alternativas adecuadas.
*NOTA IMPORTANTE: Cuando el tiempo fuera se aplique en el colegio, se evitará que el chiquillo se vaya al pasillo o a la Dirección, en donde consigue llamar la atención con un protagonismo importante.
Se buscará una tutoría en donde esté observado por un profesor pero que no interaccione con él, que lo ignore. No es el momento de escuchar o aconsejar al alumno, sino de lograr que se aburra de tal forma que acabe deseando volver al aula, para lo que tendrán que respetar las normas de convivencia.


-Entrenamiento en habilidades sociales: Cuando las razones del comportamiento agresivo están determinadas por la falta de repertorios pro-sociales para establecer relaciones con los compañeros o adultos, la estrategia adecuada consiste en ayudarles a superar ese déficit.
Esta intervención se realizará en la clínica, en el ambiente familiar y en la escuela en forma coordinada.
Los programas de habilidades sociales y autocontrol incluyen elementos a trabajar como los siguientes: escuchar, iniciar y mantener una conversación, formular preguntas, dar las gracias, dar instrucciones, disculparse, expresar los propios sentimientos, comprender los sentimientos de los demás, enfrentarse con el enfado del otro, resolver el miedo, autorrecompensarse, pedir permiso, negociar, ayudar a los demás, compartir algo, hacer frente a las presiones del grupo, definir los problemas y discernir las causas, resolver los problemas según la importancia y priorizando, tomar decisiones y concentrarse en una tarea.


-Intervención interdisciplinar: Cuando probamos de forma unificada y constante estas estrategias y el problema se cronifica o aumenta de intensidad, debemos solicitar la intervención de un profesional especialista. Podemos seguir estos caminos:
  1.  Vía educativa: Solicitar a través del profesor una evaluación psicopedagógica al orientador del centro educativo.
  2. Vía sanitaria: Pedir consulta en salud mental, a través del médico de familia, para clarificar el diágnostico y valorar la necesidad del tratamiento psicoterapéutico y/o familiar, así como el apoyo psicológico en el ambiente familiar.
  3. Servicios sociales: Si existe una grave problemática sociofamiliar se debe solicitar la intervención de los servicios sociales de base de cada ayuntamiento.
La colaboración entre los distintos profesionales que ayudan a los niños y a sus familias es la mejor estrategia de intervención interdisciplinar para abordar los problemas desde una visión ecosistémica. Actualmente aún no ha cristalizado esta visión compleja de los problemas de conducta en ninguna estructura organizativa, por lo que esta labor de integración de la información tiene que realizarla la familia o/y los distintos profesionales con inquietud por optimizar la prevención e intervención integral.





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